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El dilema estratégico de Israel e Irán

La paz se logra cuando el enemigo desiste de su voluntad de combatir

Ministro de Relaciones Exteriores de Japón firmando rendición incondicional sobre la cubierta del USS Missouri en la bahía de Tokio el 2 de septiembre de 1945.

La máxima de Winston Churchill sigue tan válida como nunca. “No se puede razonar con un tigre cuando se tiene la cabeza en su boca”, expresó el primer ministro británico en los primeros días de su mandato, cuando luego de Dunquerque era sujeto de fuertes presiones para negociar un armisticio con Hitler. Cuantas menos esperanzas tenga Hamas de una escalada iraní, y menos diferencias se produzcan entre Israel y Estados Unidos sobre el balance de poder regional, más chances existirán de que Hamás se contente con un alto al fuego. 

¿Renunciará Teherán a Hamás o pagará el precio de intentar salvarlo?

A la Administración Biden le gusta plantear las opciones de Israel en términos crudos: llegar a un acuerdo en Gaza o enfrentarse a una escalada regional. Irán y Hezbolá ofrecen a Israel la misma opción, y muchos en lo alto del establishment de seguridad israelí están de acuerdo. Les gustaría que Israel renunciara a condiciones clave en las negociaciones con Hamás. Pero los dirigentes israelíes no lo harán porque ven el dilema estratégico de forma diferente.

El pasado fin de semana se demostró que el presidente Biden tenía razón. No hubo acuerdo –Hamás consideró insuficientes las concesiones de Israel– y Hezbolá siguió adelante con una escalada. Su lanzamiento de misiles el domingo por la mañana podría haber desencadenado una gran guerra, la que se prevé que derribe torres en Tel Aviv y deje a Beirut como Gaza.

Pero no fue así. En lugar de ello, Israel se adelantó a Hezbolá, destruyendo miles de cohetes, y Hezbolá redujo su ataque. Israel tomó la iniciativa para evitar una escalada. Esa puede ser la tercera opción que falta.

Israel volvió a tomar la iniciativa a última hora de la noche del martes, lanzando una operación sorpresa para reducir el potencial de escalada de Cisjordania. Irán había aumentado el contrabando de armas a los terroristas locales y Hamás había hecho un llamamiento a los atentados suicidas. En la operación del jueves, Israel mató al comandante de la Yihad Islámica Abu Shujaa, considerado el hombre más peligroso de Cisjordania, y detuvo a su lugarteniente. Estaban escondidos en una mezquita. El viernes, los israelíes mataron al jefe de Hamás en Yenín.

Al menos por ahora, no hay acuerdo y tampoco escalada. “Les hemos demostrado que estaban equivocados”, dice un alto funcionario israelí. La opinión es que Hamás no quiere un acuerdo. “No importaba cómo llamaran este acuerdo los estadounidenses -‘final’, ‘final de que no hay otra oportunidad’, ‘final de que no se vuelve a repetir’-, Hamás lo rechazaba”. Hamás quiere una escalada en otros frentes para obligar a Israel a salir de Gaza. “Pero cuando seamos capaces de disuadir esos otros frentes, entonces Hamás estará jodida”, dice el alto funcionario.

Las últimas señales no pueden hacer que Hamás se encuentre bien. El líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, y el ayatolá iraní Ali Khamenei saludaron como una gran victoria el lanzamiento de 210 cohetes por parte de Hezbolá el domingo, que alcanzaron un gallinero y no mucho más. Eso no le servirá a Hamás.

Nasralá dice ahora al pueblo libanés que “respire”, mientras el líder de Hamás, Yahya Sinwar, se queda sin aire. En Irán, Jamenei dice que “la guerra tiene muchas formas” y que “no siempre significa empuñar un arma. Significa pensar correctamente, hablar correctamente, identificar correctamente, apuntar con precisión”.

Irán, más que Israel, se enfrenta ahora al dilema estratégico. ¿Preferiría perder a Hamás como fuerza de combate significativa o pagar las consecuencias de intervenir para intentar salvar a su apoderado? A ojos israelíes, Irán no parece ansioso por averiguar cuáles serían esas consecuencias.

Las fuerzas estadounidenses están preparadas para derribar los misiles iraníes, o más. Israel está preparado para tomar represalias, y su fuerza aérea y sus agencias de inteligencia han demostrado su capacidad para atacar en cualquier lugar de Irán. La oposición interna iraní a la costosa participación en guerras lejanas también está creciendo. Pero es la elección del régimen.

Cuantas menos esperanzas tenga Hamás de un rescate iraní y menos luz de día vea Hamás entre Estados Unidos e Israel, más probable será que se conforme con un alto el fuego.

Wall Street Journal (editorial)

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